jueves, 16 de abril de 2009


BIRMANO.


Historia.

Originario de Birmania, también se le conoce como "El Gato Sagrado de Bimania".

Posee un cuerpo más alargado que el resto de los gatos de pelo largo, y su cara también es más estrecha, con las patas de una longitud media y las garras blancas a modo de guantes.

Aunque en cuanto al nombre está relacionado con el burmés, no tiene ningún parecido físico con él. Se cree que todos los birmanos descienden de una hembra marrón llevada a EEUU desde Birmania en 1930, y que estos gatos vivían en los templos budistas de Birmania.

Según la leyenda, originariamente eran blancos con los ojos amarillos, y vivieron durante los tiempos de guerra en los templos birmanos. Cuando un sacerdote fue encontrado muerto delante de la estatua dorada de una diosa de ojos zafiro, parece ser que su gato saltó hacia la estatua y al tocarla el alma del sacerdote pasó a su interior. En ese momento sus zarpas, cola, orejas y máscara se oscurecieron y solamente permanecieron blancas las patas delanteras, que habían tocado al difunto.


Características.

Es un gato muy apreciado por su fino, sedoso y brillante pelaje, más largo en cuello y cola.

Existen cuatro variedades ampliamente aceptadas: el birmano pardo gris, de pelo dorado y extremidades marrones; el birmano lila, de cuerpo casi blanco y extremidades rosáceas; el birmano azul, de pelo blanco azulado y extremidades grises azuladas, y el birmano chocolate, de pelo blanco amarillento y extremidades chocolate con leche.


Con un cuerpo largo de tamaño medio, posee una cabeza fuerte, ancha, con el cráneo redondeado y mejillas bien rellenas.

La longitud de la nariz es media, con el mentón firme y los ojos redondos.

Las orejas de tamaño medio y puntas redondeadas están algo inclinadas hacia delante.

Las patas tienen una longitud entre media a corta con garras grandes y redondeadas.


Tienen un carácter afectuoso, sereno y bondadoso, más silencioso que el siamés y menos juguetón que el persa. Aunque necesita ser peinado y cepillado de forma regular, es más fácil de cuidar que el persa.

Para mantener sus guantes blancos bien limpios necesitan que sean lavados todos los días y aplicarles unos polvos blancos que después son cepillados.



Fuente: PÉREZ, Adolfo, Enciclopedia de los Gatos, Madrid, Edimat Libros, S.A, 2003.

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